domingo, 10 de febrero de 2008

El propósito

El propósito nos construye, sin propósito perdemos las riendas de nuestra existencia y nuestro devenir, y es una de las fuentes primordiales del deseo moderno. Es nuestro guía y nos ayuda a no perdernos en la inmensidad de la nada. Es nuestra visión más elaborada de uno de los tantos futuros posibles. El propósito no es único, puede cambiar a través del tiempo, sin embargo no puede ser trivial como el de los animales distintos a los humanos. El propósito trivial es vivir ( o sobrevivir, que en este caso es lo mismo), sin embargo nosotros no nos podemos dedicar a comer, dormir, y satisfacer las necesidades básicas.

Sin propósito nos convertimos en un cascarón vacío que no cumple ninguna función relevante sino estorbar. El propósito no es algo externo a nosotros, es decir, hasta el momento no viene de una inteligencia superior o de mandato divino (ese es un proposito distinto que no podemos discutir porque no podremos entenderhasta dentro de mucho), el propósito está en nuestras mentes y se nutre de nuestras vivencias e interacciones con los demás. Se nutre de nuestros deseos de felicidad más profundos y de una lejana sensación de bienestar, que aunque sabemos que es inalcanzable, buscamos acercarnos lo más que podemos hacia ella.

No hay un propósito mejor que otro, pues como muchas de las cosas de nuestro mundo, tiende a ser relativo. Sin embargo, es cierto que hay propósitos más elaborados que otros, y en general los que más contribuyen al progreso de la humanidad son aquellos que involucran más personas, los menos egoístas e individualistas. En el mismo sentido, es cierto que el propósito no se puede juzgar entre bueno y malo, pero es cierto que el mundo opera en un equilibrio hipotético si las acciones hechas no atentan contra su integridad.

Por eso, es realmente importante que conservemos esos lazos que nos unen a los demás, es importante no ensimismarnos y abrirnos a un mundo lleno de posibilidades, de cambios, de fracasos y triunfos. Cada uno de estos elementos mantiene nuestro propósito revitalizado, y en cierta forma nos hace más fuertes.

Lamentablemente, aquellos lazos se pierden, se vuelven frágiles y se desvanecen en el ambiente. En estos últimos años, por más de que los grandes se esfuercen, este desvanecimiento se ha acelerado y yo lo he notado. Por eso sería bueno analizar un poco más esta situación.

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